Un corredor que busca mejorar constantemente, debe saber que al combinar diferentes ejercicios se pueden obtener mayores beneficios, y una actividad excelente es correr bajo el agua.
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Normalmente a un corredor se le recomienda que un día a la semana haga un trabajo que no tenga nada que ver con correr, es lo que conocemos como entrenamiento combinado o cruzado.Al correr impactamos, y eso repercute en nuestras articulaciones. Así que una alternativa puede ser la bici o la natación. Podemos hacer un trabajo igual de bueno a nivel cardiovascular pero a nivel articular nuestro cuerpo no sufre tanto, y de paso evitamos futuras sobrecargas musculares.
Otra forma de hacer este ejercicio combinado es corriendo en el agua. Este entrenamiento es ideal para gente lesionada o que sale de una lesión, pero también, como parte de nuestro plan de entrenamiento semanal. Muchos deportistas utilizan este ejercicio para aumentar la intensidad del entrenamiento en carrera y funciona, ya que pone a trabajar a más músculos de lo normal que en la carrera en suelo. Además activa la circulación, aumenta la resistencia y desarrolla la capacidad respiratoria.
Según la altura del agua podremos trabajar diversos aspectos.
Si el agua nos llega por los tobillos o poco más tenderemos a elevar la rodilla para salvar el agua y ejercitaremos el cuadriceps más que en carrera normal. También es importante el trabajo de propiocepción del tobillo y el de gemelo, ya que la propulsión es más intensa de lo normal.
Si el agua nos llega por la cintura comienza lo interesante, ya que además de trabajar más con el miembro inferior para superar la resistencia del agua, tenderemos a empujar y equilibrar también con el miembro superior, y músculos como abdominales, oblicuos y dorsales también aportarán su granito de arena para el avance.
Y si el agua nos llega por el torso o cuello poco podremos correr, pero si estaremos haciendo un trabajo global de tonificación, que al fin y al cabo también cuenta y es mejor que estar parado en el agua. Todo lo que sea moverse en el agua es válido para ejercitarse y obtener beneficios.
En este último caso deberíamos llevar un cinturón lastrado o de flotación para mantener la alineación de la columna y evitar además tocar con los pies el fondo.
Es más recomendable controlar el trabajo de correr en el agua por tiempo que por distancia recorrida.
La resistencia al movimiento que presenta el agua posibilita un mayor gasto calórico y por la naturalidad del ejercicio no presenta ningún riesgo para las articulaciones y la salud. No hay impacto, nuestras articulaciones no sufren.
En cuanto a las pulsaciones debemos tener en cuenta (igual que ocurre con la bici), que el equivalente a nuestro 70% corriendo en asfalto no es el mismo que nuestro 70% corriendo en agua. En el agua deberíamos restarle unas 5 ppm, debido a la presión hidrostática que ejerce el agua sobre el corazón y el cuerpo. Pensad que en el agua flotamos, la fuerza de la gravedad no actúa, y el esfuerzo que debe hacer el corazón disminuye.
Este ejercicio de combinación es ideal en estos días calurosos de verano, pues puedes variar la montaña por un refrescante ejercicio en la playa. Además teniendo en cuenta el buen tiempo que hace en las islas es un ejercicio que practicamente podemos hacer todo el año. Vuestras articulaciones lo agradecerán, y estaréis variando aún más vuestros entrenamientos.
Si no vives cerca del mar siempre puedes hacer estos entrenamientos en piscina. Pero ten en cuenta que la resistencia en el agua salada del mar y la dulce de piscina es diferente. Controla los tiempos. Recuerda que se trata de un ejercicio complementario, no lo uses como desgaste, si no como un plus de entrenamiento o un descanso activo.
Un saludo, salgo a correr